Uno de los secretos de la poética de Cappa es mostrar el procedimiento teatral, poner en evidencia el artificio. Abdoquia y el abogado tratan de retener al ternero de la vaca muerta, y vemos abiertamente la soga atada a una columna del edificio. No hay ternero y sí hay ternero. El observatorio ontológico conduce a la pregunta existencial: ¿dónde reside mi voluntad de colaboración, por qué estoy dispuesto a imaginar estimulado por el artificio tan deliberadamente burdo? Cappa propone una respuesta en su ensayo «Buenos Aires: paraíso fiscal de verdades falsas» (incluido en el volumen Detras de escena, Editorial Excursiones, 2015), reveladora poética explícita para entender su teatro. Hoy el sentido del teatro es dar una respuesta a la teatralidad social, saturada en la transteatralización mediática (observable en los políticos, los pastores, los periodistas y otras esferas de los discursos sociales, según Cappa en el vecindario mismo). «Se hace teatro para darle otro sentido a esa actuación –escribe Cappa–, se hace teatro para pensarla, para reaprenderla». Para entenderlo hay que ver Svaboda, gran acontecimiento teatral. Entre lo más importante de los estrenos de 2015.
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