“Las cajas”, el nuevo libro de Jorge Consiglio, reúne una serie de textos breves que abarcan diversos temas relacionados con las formas que toma la memoria, y donde se pone de relieve el trabajo con la mirada poética, la respiración narrativa y la configuración de un punto de vista que, sutilmente, le da lugar al extrañamiento.
Publicado por Editorial Excursiones, el libro condensa los temas explorados por Consiglio a lo largo de su obra: el corrimiento de la mirada, el dinamismo de la memoria, la respiración poética para construir una narrativa y la organización de los pequeños elementos para soportar el peso de la realidad.
Autor de novelas, cuentos y poemas, Consiglio (Buenos Aires, 1962) escribió “El bien”, “Gramática de la sombra”, “Pequeñas intenciones”, “Hospital Posadas” y “Villa del Parque”, entre otros títulos. El escritor habló con Télam sobre la construcción de su nuevo libro.
– Télam: ¿Cuál fue el origen de “Las cajas”?
– Jorge Consiglio: Estas cajas eran entradas al blog de Eterna Cadencia, escritas a lo largo de dos años y medio: se llamaban “Cajas de herramientas”. Se armó un corpus. Y viste cómo es el lenguaje: te pones a escribir y comienzan a armarse reglas propias. Por ejemplo: la cantidad de caracteres (hasta 5 mil). La idea era trabajar con la primera persona o que esa primera se desplazara hacia una tercera. Buscaba, también, articular dos o tres historias, pero que esas historias entraran en los cinco mil caracteres: era un trabajo de compresión. El desafío fue encontrar el link entre una y otra historia; un desafío que no tenía tanto que ver con lo narrativo sino con el vínculo poético entre los elementos. Hay algo que tiene que ver con la contigüidad de sonidos. Si laburás en poesía, por ejemplo, lo que buscas es algo del orden del sonido. Pero también hay algo del sentido de ese sonido. Eso fue lo que trabajé, tratando de desplazarlo hacia la prosa.
– T: ¿La memoria es una suerte de ordenador de los textos?
– J.C.: Creo que la memoria debe ser dinámica. La estructura en la que narrás tiene que favorecer a ese dinamismo. Es como que hay una forma de narrar la memoria. Por ejemplo: la memoria proustiana se ancla en el pasado y uno podría pensar que no tiene relación con el presente. Pero en un libro de Tununa Mercado, “En estado de memoria”, la memoria dialoga con el presente. El pasado, de alguna manera, tiñe el presente. Buscaba eso en el libro. Me interesaba que el recuerdo de la infancia sea como una especie de materia porosa que continúe en el presente.
– T: En tus libros, de alguna manera, aparecen siempre sistemas personales de supervivencia…
– J.C.: Creo que se sobrevive a partir de un conjunto de detalles. La pregunta sería: ¿cómo te ordenás la mesa para sobrevivir en un mundo que es implacable? Lo que me preocupa en la ficción es cómo se organizan los personajes más vulnerables para subsistir. No los blindajes corporativos o las grandes estructuras, sino las pequeñas cosas que de alguna manera exigen formas de la poesía. Siempre están a un nivel más humano. Me da la impresión de que cuando todo se magnifica se invisivilizan los detalles que te hacen vivir. Me parece que la escena mínima es fundamental para sobrevivir. Me fascina la arquitectura de la pequeñas cosas, la que te salva del caos y del absurdo; si lo perdés de vista, terminás rebotando contra tus propias paredes.
– T: ¿Dónde ubicarías a este libro en tu obra?
– J.C.: No me convence hablar de una obra. Uno va laburando y se va protegiendo con sus libros, armando un pequeño mundo. Este libro en particular tiene un trabajo tremendo de edición, porque lo que había escrito para Eterna Cadencia era mucho mayor; lo que hice fue quitar muchas de las entradas, tuve que suprimir y pensar un orden. El libro está separado en dos partes: “El bien perdido” y “Vidas ajenas”. En la primera parte, la primera persona comanda el relato; en la segunda, la primera introduce el relato de otros. Si bien estuvo atomizado, fue un trabajo similar al de escribir una novela.
– T: Aunque sos reconocido como narrador, la poesía parece estar en el centro de tu producción…
– J.C.: En principio, creo que la mirada estética es una ética. La estética se impone: uno es un punto de vista. La pregunta es: ¿Qué miras, qué recorte elegís de lo real? Eso de las pequeñas cosas tiene que ver con la mirada poética. Es algo que se relaciona con la sintaxis, acompaña la cuestión del fondo y la forma. Me interesa pensar cómo trabajar los canales de respiración del texto, que son tan poderosos como el tema elegido para narrar. Entre el punto de vista y la sintaxis lo que construís es un sonido que es parte del efecto connotativo. Un universo que está levemente corrido y eso tiene que ver con un extrañamiento, algo que me interesa porque me parece una materia narrativa seductora desde el punto de vista estético. No te podés hacer el boludo cuando escribís poesía. Es algo que te toma. La poesía es una forma de estar en el mundo.
Fuente: TELAM y El impostor inverosímil.