Literatura latinoamericana
Los artículos del narrador chileno Alejandro Zambra muestran una manera de leer sesgada por el oficio de escribir
Por Martín Lojo | LA NACION
En varios de los artículos de No leer, Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) menciona el temor que sentía cuando reseñaba libros para diversos medios y sólo había publicado algunos poemas: para sus amigos escritores podría estar convirtiéndose en «el crítico de su generación». Zambra venció esa supuesta condena y publicó los libros de poesía Bahía inútil y Mudanzas , y las novelas Bonsái , La vida privada de los árboles y Formas de volver a casa . Al leer los breves ensayos sobre literatura que reúne esta colección, publicados en diversos medios de América Latina y Europa, pronto salta a la vista que no hay en ellos ningún atisbo del trabajo del crítico, son del primero al último los textos de un escritor. Más que el despliegue y el análisis de los sentidos de una obra, más que la búsqueda de comprender el funcionamiento de un objeto artístico, los artículos de Zambra elaboran con una asombrosa coherencia una autobiografía de lector.
Desde la lectura compulsiva y displacentera de Madame Bovary en la escuela hasta la lectura iniciática de Cortázar, que pasó de formar el gusto de una generación a ser «negado tres veces», o cómo la relectura de «Un sueño realizado» de Onetti le genera la sensación de que «leía por primera vez un relato que ya conocía», los artículos de Zambra exponen en esa historia personal de la experiencia literaria los modos en que se forja su estética. Es significativo, entonces, que uno de los últimos artículos sea una crónica de la escritura de Bonsái, su primera novela, escrita casi por casualidad y con un trabajo intenso de poda.
Su estética es la del desvío, la de la narración fragmentaria y accidental, la literatura que lucha contra lo que la tradición señala como «literario». A través de su mirada, la escritura de Mario Levrero triunfa cuando fracasa en el intento de traducir a Kafka al uruguayo; Borges logra por fin ser una persona en el diario de «triviales cosas terribles» escrito por su propio personaje, Bioy Casares, y Macedonio Fernández logra su maestría en lo inacabado al consagrarse como borrador de Borges. Los textos de Zambra sólo desean recorrer los márgenes de la literatura, una experiencia de escritura que se hace más intensa cuanto menos exitosa es su capacidad de comunicar. Por eso celebra las colecciones de cartas de Manuel Puig o Sylvia Plath, textos apenas tocados por la ficción: «Nada de vociferantes narradores ni personajes insólitos: de vez en cuando es bueno quedarse felizmente detenido en los peldaños anteriores a la literatura». El interés por las formas accidentadas lo acercan a El libro vacío de Josefina Vicens , la prosa poética de Rosa Mística , de Marosa di Giorgio, y Lumpérica , de Diamela Eltit, la lengua contaminada de Coetzee, o la voz extraña de El desierto y su semilla , de Jorge Barón Biza, «que vela por la precisión del relato a riesgo de deformarlo». Hay una intención militante en el gesto dariano de reunir una biblioteca de «raros» para una nueva generación de lectores y escritores. Por eso defiende la desconfianza que un escritor debe tener sobre la lengua, contra «la seguridad con que algunos novelistas defienden la trascendencia de lo que hacen. [.] No escriben por si acaso ni porque sí: no dan puntada sin hilo, y por eso se quejan tanto ante las críticas adversas o la falta de lectores o la ausencia de subvenciones estatales».
Los ensayos de Zambra se preguntan menos sobre los escritores que lee que sobre lo que la literatura significa en ellos. Esa indagación personal sólo cobra su real sentido si se la contrasta con su propia obra. Hay poco en No leer que pueda ser considerado sin tener en cuenta ese imperativo estético según el cual «para hacer literatura es necesario no hacer literatura», arrasar con la forma que se ha hecho legible para dar paso a la nueva con la convicción de que «el arte de contar historias es el arte de seguir contándolas».
Alejandro Zambra
Excursiones
156 páginas
$ 92
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